Hace años escribí un post sobre la “nueva paleontología” de árboles gigantes petrificados. Parece que la paleontología clásica constituye una diversión, una pantalla detrás de la cual se esconden las atrocidades de los espíritus malignos y sus hijos, los gigantes o nefilim. El mundo antiguo con sus monstruos, mitad hombres y mitad animales, ha sido mitificado y comercializado como una leyenda nacida de autores antiguos cuyos escritos han llegado hasta nosotros milagrosamente.
En cambio, descubrimos que esos híbridos, desde sirenas hasta centauros, realmente existieron, hasta el punto de que emergen sus esqueletos que, sin embargo, desaparecen inmediatamente como dentro de la chistera de un mago. No sabemos cuánto tiempo hace que estas criaturas vivieron.
En las imágenes, por ejemplo, un esqueleto de centauro encontrado en 1980. Fue uno de los tres entierros de centauros descubiertos ese año por la Sociedad Arqueológica de Argos Orestiko, ocho kilómetros al noreste de Volos, Grecia. Eran mitad hombre y mitad caballo. Los espíritus malignos vieron que el hombre domesticaba el caballo para montarlo y pensaron que lo mejor era “fusionar” las especies creando tales monstruos. ¡Pobres criaturas!


